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martes, 20 de marzo de 2012

Breve reseña sobre "EL GAUCHO"

El gaucho es un hombre - jinete de la pradera, no responde a un tipo étnico
único, fruto del mestizaje de la región rioplatense, su origen está vinculado a las
singulares condiciones políticas, históricas y económicas de su medio.
Pertenece por igual a las zonas ganaderas de la Argentina, sur del Brasil y
Uruguay, el área geográfica del gaucho coincide con una región natural. Puede
afirmarse con seguridad que su tipo primigenio nació en la Banda Oriental a lo
largo del siglo XVIII.


El vocablo gaucho proviene de la expresión quechua "huachu", que quiere decir
huérfano o vagabundo. Los colonizadores españoles transformaron el término,
a los huérfanos pasaron a llamarlos "guachos" a los vagabundos gauchos. En el
sur del Brasil suele llamársele "gauderio" o "gaúcho".


Orígenes

La plaza de Montevideo es una fundación exclusivamente militar, destinada a
guardar la hacienda contra los avances de los portugueses instalados en el
puerto de la Colonia.

Encerrada entre muros y fosos, a la sombra de los fuertes artillados, un régimen
de cuartel rige la vida de los escasos pobladores traídos por la autoridad. La
primera medida del gobierno de Buenos Aires es prohibir en absoluto todo
comercio.

Esto conviene a sus intereses de este modo, la nueva plaza está condenada a una
vida de guarnición, y Buenos Aires sigue usufructuando la riqueza pecuaria del
país.

El Cabildo de Montevideo, desde el primer momento en pugna con la prepotencia
de la autoridad militar, en carta dirigida al Rey, pinta en dos frases el estado
social y económico de la plaza: "en medio de que no tenemos comercio alguno, ni
donde vender nuestros frutos, gozamos de la tranquilidad y del corto interés
que la guarnición de este presidio nos deja por ellos en el bizcocho que se
destina para su manutención, el que se fabrica entre los vecinos".
Entre tanto el contrabando cunde por todo el país. Las partidas de portugueses
e indígenas, en consorcio, recorren libremente el país desierto, arreando
ganado, faenando cueros y vendiéndolos en la Colonia, en las costas o en las
fronteras.

Algunos españoles y criollos descendientes, se han aventurado en el interior
implantando estancias, pero sin alejarse mucho de Montevideo. El contrabando
es la vida normal de la campaña, la forma de comercio a que la prohibición
española le obliga, para contenerlo y punirlo la autoridad de Montevideo
incursiona en el interior o establece puntos de guarnición militar.

Muchos milicianos españoles desertan para unirse a las partidas de
contrabandistas.

Así se van mezclando españoles, portugueses e indígenas. En estas condiciones
se empieza a formar la población rural del Uruguay.

La riqueza ganadera pone al país en condiciones tales que la naturaleza ofrece
por sí misma el producto en abundancia; basta extender la mano y cogerlo.
El trabajo es inútil y el hombre vive ocioso y libre, como el rico de la vida
civilizada.
La abundancia de ganado y la ausencia
de toda propiedad permiten al
habitante del Uruguay, en el siglo
XVIII, vivir sin trabajar.

El caballo le da rápida movilidad, el
cuero le proporciona recado, botas,
riendas, sombreros, petaca, cama y
habitación.


Se bolea o enlaza, voltea o carnea una res, se le saca el mejor trozo que se cuece
en el asador y el resto se deja abandonado en el campo...
Esta abundancia hace al estanciero hospitalario; en la cocina de la estancia hay
siempre una res colgada para que coma quienquiera.
La campaña es para el colono la libertad, la abundancia, y la aventura mientras
la ciudad es la monotonía, la sujeción y la necesidad.
Así es grande el número de españoles que desertan y se entregan a esa vida
libre.

Pero a diferencia de la ociosidad tropical...la abundancia y la libertad de esta
comarca engendra hábitos viriles, rudos y sobrios.
Hay que domar caballos cerriles, hay que perseguir y voltear la res a bola o a
lazo, hay que adiestrarse en el manejo del cuchillo, hay que aguzar los sentidos y
hacerse baqueano, hay que burlar y pelear a la policía.
La ganadería hace al habitante de campo, nativo o colono, fuerte, osado, ágil y
púgil.

La expulsión de los jesuítas de las Misiones orientales, produce a mediados del
siglo XVIII, el éxodo de gran masa de indios hacia el sur del país.
Se esparce esta nueva población por los campos y pronto cambia su modo de
ser: de mansos agricultores bajo la tutela jesuítica, se tornan bravos y ecuestres
mezclándose con los españoles y portugueses y tapes...

De esta mezcla de indígenas, españoles y portugueses, en la existencia libre y
bravía del territorio, surge el tipo nacional del gaucho.
Características

Tiene el gaucho oriental los caracteres físicos y psíquicos de los progenitores, en
consorcio con el medio en que nace y se forma.
Es, por lo general flaco, cetrino y barbudo pero los hay lampiños y de pelo lacio;
y los hay rubios y de ojos zarcos, abarcando toda la escala de la mestización que
va del indio crudo al conquistador íbero-germano.
La vida ecuestre, la alimentación carnívora, la ruda intemperie, los vientos
tónicos del Océano y de la Pampa, le crían magro, duro, ágil, y de contextura
biliosa.

Unos sujetan las crines recias con la vincha del indio, otros ponen sobre su
suelta melena el sombrero panzurro; algunos llevan el broncíneo torso desnudo,
otros se cubren con camisas o ponchos; todos usan la bota de potro y el chiripá.
El desierto y la soledad le hacen taciturno y silencioso.
La libertad y la abundancia le hacen altivo, hospitalario y leal. La hostilidad
permanente con la policía española, y la lucha con las bestias bravías, le dan
coraje, audacia, desprecio por la vida propia y ajena... Se acostumbra a morir
sin pena y matar sin asco.
Del conquistador recibe el caballo y la guitarra; del indio, el poncho, la vincha, el
mate y las boleadoras.

Su lengua es la mezcla del castellano arcaico del siglo XVI, con elementos
indígenas, a los que se le agregan más tarde voces portuguesas y africanas; los
giros del lenguaje son propios y se expresa generalmente por imágenes. El
refrán es su forma típica de respuesta.
Su género de vida requiere una cualidad primordial : el coraje.
El valor se hace así su culto supremo, y la mayor ignominia que concibe es ser
maula. Como no hay en su existencia ni ley ni jueces, La justicia se hace por su
propia mano...

En la campaña oriental el gaucho es habitualmente reservado y respetuoso; sólo
cuando ha tomado algunas copas busca pendencia.
Pero el juego y las mujeres suscitan a menudo disputas y rivalidades y éstos son
los motivos más frecuentes del duelo...
Otra cualidad que el gaucho admira en grado sumo y da prestigio en los campos
es la poesía.
Todo gaucho toca la guitarra y sabe cantar una copla; pero el payador, el cantor
ingenioso o inspirado, el que anda de pago en pago, con su guitarra y su
aventura a la espalda, haciendo reir y llorar a las almas rudas, el que se pasa
las horas enteras improvisando coplas al son del bordoneo en medio de un
atento círculo de auditores, ese es la flor del gauchaje, un aristócrata, agasajado
por los hombres, requerido por las mujeres, para quien son los mejores puestos
y los mejores bocados.
Tal es el gaucho cuando aparece en escena..